Sustituyó al modesto y reducido claustro románico, que ya debía de estar
deteriorado, aunque consta que en 1292 se hallaba en buen estado. No se tiene
certeza de cómo ni cuándo se construyó, aunque por distintos indicios puede
datarse en las primeras décadas del siglo XI. Tampoco se sabe cómo estaban
dispuestas las dependencias del resto del monasterio, pero puede suponerse una
organización similar a la posterior, si bien las estancias serían de menores
dimensiones.
Por encargo del abad fray Gaspar de Villarroel, el arquitecto leonés Juan de
Badajoz el Mozo, maestro de la catedral y de los claustros de San Marcos
en León, hizo el proyecto en 1537 y comenzó a realizarlo por la Puerta de las
Procesiones, que da acceso a la iglesia de la
Magdalena. De su cincel salieron las ménsulas de la galería de oriente, que corresponde al De
profundis. Continuó su discípulo carrionés Pedro Castrillo. Suspendida la
obra por falta de fondos, el palentino Juan de Celaya terminó el claustro bajo
entre 1574 y 1577.
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