MONASTERIO SAN ZOILO.
La Puerta de las Procesiones es de forma abocinada, arco rebajado, con ornamentación de tramados cruceros y elegantes cintas, clara reminiscencia medieval. A los lados, sendas columnas balaustradas con pilastras corintias adosadas rematadas con los clásicos candelabros llameantes platerescos. En las enjutas hay dos medallones en relieve: la sibila Europa (de una finura clásica exquisita) y el profeta Daniel, vestido a lo contemporáneo. En el tímpano hay otro medallón con una alegoría de la Eucaristía (un pelícano que alimenta con su propia sangre a sus polluelos). El tímpano se remata con un magistral crucifijo. El conjunto se conserva casi íntegro y como recién acabado.
En cada galería se abren cinco arcos ojivales apoyados en pilastras, con un friso de bellas formas platerescas, y a su vez sobre un muro de sillería corrido. Esto hace veinticuatro tramos, cada uno con su bóveda. Una amplia imposta labrada recorre todo el muro. Como colgando de ella, surgen las ménsulas historiadas, adornadas con relieves escultóricos de variable valor artístico, de donde arrancan los nervios que forman las bóvedas, de crucería, con los terceletes resaltados.