lunes, 23 de enero de 2012

MONASTERIO SANTA MARIA DE LA VEGA

EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LA VEGA

de tal precariedad económica que Sancho IV le concede ciertas exenciones. La iglesia no debió acabarse antes de fines del siglo XIII. Otras obras de reforma y ampliación se sucederán en los siglos siguientes, especialmente en el XVII y el XVIII, momento en el cual se levanta el claustro.
Actualmente sólo se mantienen en pie restos de la iglesia: el ábside central, con tramo semicircular y dos tramos rectos, y el ábside del lado de la epístola, con un solo tramo rectangular; y parte de dos alas (N. y E.) del claustro, con galería en dos plantas recorridas por arcadas apoyadas en pilastras. El edificio se construyó en ladrillo, siguiendo los esquemas del mudéjar de la escuela de Sahún, y adoptando esquemas arquitectónicos protogóticos. La iglesia fue de planta basilical con tres naves, separadas por arcos posiblemente apuntados, y con tres capillas en la cabecera, la central más grande que las laterales, a las que se accedía por un arco de triunfo apuntado. Los ábsides que se conservan se cubren con bóveda de horno, la central apoyada en gruesos nervios; los tramos rectos de ambas capillas llevan cubrición mediante bóveda de cañón apuntada. El ábside central está perforado por tres ventanas en aspillera con gran derrame hacia el interior, ya que en el momento de la construcción aún no se había generalizado el uso de retablos.
La decoración es la característica del mudéjar de la primera mitad del siglo XIII, con elementos combinados que decoran y a la vez delimitan las estructuras arquitectónicas, como las bandas de ladrillos en vertical, en nacela o en frisos de esquinillas. El exterior de los ábsides se articula mediante la combinación de un recuadro que enmarca un arco de herradura doblado o simple y un friso de esquinillas.
Los sepulcros de los fundadores, que estaban en la capilla mayor, fueron vendidos hacia 1925 y se encuentraA pocos kilómetros de Saldaña, en el término de Renedo de la Vega, se encuentran las ruinas del monasterio de Santa María de la Vega, declarado Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931.
La orden cisterciense, a la que perteneció el monasterio, se dedica a la vida eremítica, al igual que los cartujos y los premonstratenses, y fue fundada a finales del siglo XI por Roberto de Molesmes, un fraile benedictino que pretendía llevar una severa observancia de la regla de San Benito y de su principio fundamental “ora et labora”. Roberto funda el monasterio de Citeaux, del cual toma nombre la orden, y, poco después, Bernardo funda Clairvaux, sumándose a la orden y dándola una gran extensión. En 1119 el papa Calixto II aprueba la Carta de Caridad, el estatuto que regula las relaciones entre las casas de la orden. En ella queda establecida la igualdad de todos los monasterios bajo la común advocación de la Virgen.
Santa María de la Vega fue una fundación filial del monasterio de Santa María de Benavides, debida a don Rodrigo Ruiz (Conde en Carrión y Saldaña desde 1224 a 1232) e Inés Pérez, según la escritura de donación y fundación de 1215. En dicha escritura se comprometían con el abad Munio a edificar la iglesia, el claustro, el hospicio y todas las dependencias claustrales. Como dotación patrimonial para estas obras también se concedieron al monasterio los territorios de La Serna, Lerones, Renedo, Santillán, Frechilla, Cervatos y otros lugares. Todo ello sería confirmado años más tarde por el papa Honorio III.
Las obras debieron comenzar inmediatamente y en 1289 consta documentalmente que aún no estaban concluidos la iglesia y el claustro. En los documentos se menciona que la situación del monasterio es n en la Hispanic Society de Nueva York.

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